domingo, 15 de noviembre de 2015

"TRASLOCACIÓN". FINALISTA EN LA IV EDICIÓN DEL CONCURSO DE TERROR DE LA EDITORIAL ARTGERUST "Homenaje a Edgar Allan Poe"


Despierto exaltado, como si la consciencia me hubiera arrancado de los brazos de Morpheo en señal de alarma. El ambiente está cargado y turbio. Algo pasa. Lo presiento.

Mis ojos se adaptan a la oscuridad mientras escudriñan cada esquina buscando impacientes la razón de este pavor, de este estado de aprensión, de incertidumbre, de miedo. De pronto, se detienen.

Ahí está. De pie, justo enfrente de mí, encapuchado. Recto como un cirio, con las manos escondidas bajo su túnica amarilla. No veo su cara pero siento sus ojos clavados en los míos, pupila con pupila.

Mi corazón bombea veloz sangre en un intento de provocar una respuesta en mis músculos bloqueados. Mis cuerdas vocales son incapaces de obedecer a mi cerebro que repite una y otra vez ¡Grita!

Y bajo la piel del tétrico encapuchado contemplo con horror como mi mujer llora ante mi cuerpo, ya pálido y frío, intentando despertarme en vano.


Paula Xirasola.




miércoles, 11 de noviembre de 2015

DIVAGACIONES CON MI ÁNGEL DE LA GUARDA

Mi ángel de la guarda me dice que el cielo no existe, que confundimos la paz con el descanso eterno porque en realidad no la conocemos.

Mi ángel de la guarda me cuenta que al infierno no se llega tras la muerte y que no solamente alberga sufrimiento, sino también placeres de los que todos somos fácil presa. Me confiesa que el infierno es la vida, que la hoguera la prenden los hombres y en ella se queman unos a otros día a día... 

Mi ángel de la guarda afirma con tristeza que nuestra evolución es paradójica. Creación y destrucción, dos patrones contrapuestos son los que definen nuestra esencia. Fuimos Adán y Eva pero también la serpiente. Convertimos el paraíso en lo que hoy llamamos mundo. El Ártico, el Amazonas, el resto de las especies, todos lamentan nuestra existencia. Incluso nosotros mismos.

Mi ángel de la guarda llora y ríe observando la delgada línea que separa el bien del mal, y comprende mi ira y la causa de mi disgusto...¿hasta dónde vamos a llegar?

Mi ángel de la guarda me recomienda en vano que no malgaste mis fuerzas luchando por ese cambio que no llega... Pero es inútil. Porque no todos tenemos un ángel de la guarda que nos guía llamado conciencia.