lunes, 23 de febrero de 2015

MANUAL PARA AMAR. (Traducción al español, texto original en gallego)


Lo primero que debes hacer, antes de nada, es acercarte a esa persona que tiene algo especial para ti. Sin duda es un paso difícil, tienes que ser atrevido. Una vez que consigas una cita te sentarás delante de ella y harás cuenta de tus constantes vitales. ¿Late fuerte tu corazón? ¿Tan fuerte como el pájaro en la jaula batiendo las alas contra los barrotes que lo separan de la libertad? Si la respuesta es afirmativa está claro que algo pasa, pero no es suficiente.

Observa tus manos. ¿Tiemblan? ¿O se mueven haciendo caso omiso a tu cerebro que repite "conserva la calma, no estas delante de cualquiera, sino de tu amor!" ¿Y tus palabras? ¿suenan fluidas como si tuvieras una caja de música en la boca que recita la más hermosa de las melodías? ¿O repites sílabas con tus labios como si de pronto olvidaras las siguientes? ¿Y la cabeza? ¿Está centrada en la conversación? ¿o sientes como tu pensamiento se descoordina intentando escuchar sus palabras sin despistarte, mientras te hechiza su belleza? Si la segunda opción es la tuya, está claro que estás enamorado. Pero con eso tampoco basta.

No basta con sentir esa corriente que te invade por dentro y que te acelera, no basta con que tu cuerpo responda frenético y se encienda desconectando todos tus circuitos para centrarse solamente en la persona amada. El deseo es algo efímero, vacío, pasajero. Para amar desearás que el tiempo se detenga, que vuestras vidas se congelen en ese instante. Y hay más. Deberás estar dispuesto a entregarte en cuerpo y alma. Respetar todas sus manías por ridículas que parezcan. Si irrumpes en su vida para poner la tuya en ella amarás todas sus facetas, defectos, virtudes y carencias. Celebrarás sus victorias, reirás sus chistes, serás más que un amigo en quien puede confiar, un paraguas en la lluvia. Para amar, por muy triste que parezca, tu vida sólo tendrá sentido cuándo estés junto a tu amor. Porque en eso consiste. En darlo todo aunque no suceda a la inversa.



Paula Xirasola

domingo, 22 de febrero de 2015

PORQUÉ ESCRIBO (Traducción al español, texto original en gallego)

Porque las ideas son como un torbellino invadiendo mi cabeza. Como mariposas batiendo las alas en el cristal del tarro que las separa de la libertad hasta que, por conseguir que gire la tapa y las suelte, son capaces incluso de despertarme en plena noche amenazando con desaparecer de no ser que las anote.

Porque a veces siento que el mundo no me entiende o que tal vez la emisión de mis sentimientos de forma verbal es insuficiente. En esos casos no dudo, abro mi cuaderno y escribo. Mi mano se convierte en maestro de orquesta que, con un bolígrafo por batuta, dirige mis pensamientos traduciendo a letra escrita el pentagrama de la triste melodía de mi alma.

Escribo por necesidad, porque lo preciso, porque mi interior se revuelve y parece que va a explotar si no lo hago. Que más da si es una reflexión, una descripción, un pensamiento, una observación o un diario. Escribo para volar libre, para recorrer los infinitos paisajes escondidos en mi estrambótica imaginación y revelárselos a ese papel, paciente y callado, siempre dispuesto a llenar su espacio en blanco.

Mas no solamente las hojas sufren el cosquilleo de mi pluma, me sirvo del todo tipo de soporte. Escribo en el ordenador, en el Facebook, en el Twitter, en el blog. En cuadernos, tiquets de la compra, tapas de cajas de cartón, a veces incluso en el propio tablero de mi mesa. Que más dónde, las palabras emergen fluidas, sin forzarlas, vienen a mi para ser rescatadas. No importa si al escribirlas abro la caja de pandora, o si mis ojos se llenan de lágrimas, si se ruborizan mis mejillas o si suelto la más sonora de las carcajadas.
 

Escribo sin límites, sin apuros, sin puntos finales. Todo cuanto quiera contar puedo hacerlo sin que ni el reloj ni el resto de la gente me pare. Escribo porque hay mucho de mi o nada en mis palabras, porque la realidad se disfraza y toma otros nombres, otras formas y colores. Porque cuando escribo no llevo la mordaza en la boca. Lo que callo en el día a día, lo que admiro o lamento, lo que celebro, lo que lloro, lo que siento, solamente tiene cabida en mis textos.


Paula Xirasola

viernes, 20 de febrero de 2015

A TI, QUE ERES ESTUDIANTE DE PSICOLOGÍA EN LA UNED.


A ti que eres estudiante de la Uned te escribo esta carta. A ti que estudias viernes, sábados domingos y fiestas de guardar. A ti, que te preparas a conciencia cada asignatura, que consumes tus días en los interminables manuales de cada materia. A ti que los recursos no te llegan y vas más allá, buscando más información, haciendo test de "daypo", viendo documentales y películas relacionadas con los conocimientos que tienes que adquirir. A ti que tras horas y horas invertidas llegas a un examen y ves la crueldad y el sadismo representados en cada alternativa de respuesta. Es a ti a quien escribo esta carta para pedirte que no desistas. Debes pelear para llegar a la meta. Es tu sueño, no te rindas.

A ti que a veces crees que los resultados obtenidos, siempre por debajo de tus expectativas, son culpa de tu bajo rendimiento, única y exclusivamente responsabilidad tuya. No te hundas. En un examen difícil no solamente estáis tu capacidad y tu, también están los nervios, el miedo a fracasar, el terror a perder el derecho a la beca y no poder pagar la universidad. Pero no creas que tu resultado debe ser atribuible solamente a causas internas. En algunos casos es probable que no hayas estudiado lo suficiente pero en otros no es cuestión ni de eso ni de la suerte.

En ocasiones hay cosas que no están escritas en las cinco páginas de tu examen.

Puede ser que esas preguntas retorcidas hayan sido gestadas en despachos de personas que han perdido la pasión y que sus cuatro cátedras han ensombrecido su visión con perspectiva hacia un futuro mejor. Un futuro que solo es posible gracias a la educación.

Tal vez esta subida de nivel se deba a otros factores como los recortes, la falta de ayudas a las universidades, los contratos precarios de los docentes, las condiciones infrahumanas de las aulas en las que dan clase muertos de frío, sin calefacción y bajo un ambiente tan gris como las paredes que llevan años sin pintar.

Quizás cada día nos exijan más porque con la crisis la gente se ha echado a los libros al ver que sin estudios no hay nada y con estudios a veces pues tampoco, pero por lo menos aumenta la probabilidad de éxito en un lejano futuro. Es probable que solamente quieran cuatro eminencias en vez de mil titulados.

O tal vez sea una conspiración de los gobiernos para que abandonemos las universidades y nos volvamos todos idiotas. Dóciles como ovejitas sin protestar siempre detrás de su pastor.

Por eso a ti, que estudias psicología, te pido que por una vez en tu vida dejes de buscar el factor causal, aquello que  explique porqué "si en los examenes de años anteriores sacabas 8 y 9 finalmente en el real te quedes en un 5". Estudiar en la Uned es una tarea ardua, una carrera de fondo, pero dice mucho de aquel que, por más difícil que se lo pongan, resiste y sigue adelante.

No importa si en algunos foros siempre está el listillo de turno que educadamente te llama tonto ya sea profesor o alumno. Ignora estos comentarios. Con una actitud así no van a llegar lejos en esta vida pero tu sí. Porque tu no abandonas el barco aunque se hunda, tu luchas, tu intentas levar el ancla, te niegas a caer en el fondo del mar, haces lo posible para volver a flote y lo consigues ya sea a la primera a la segunda o en la convocatoria de gracia

Eso es lo que verdaderamente aprendemos en la Uned y también es lo que hace que a día de hoy sea una universidad de tanto prestigio. Cualquiera que salga vivo de ella es un ejemplo de superación personal. Un estudiante de la uned es una persona, no solamente capaz, sino constante, persistente y con una capacidad de esfuerzo y motivación que no conoce límites. Y son estas personas y no otras las que se necesitan en este mundo para que evolucione y progrese. Son estas personas y no otras las que, particularmente, son necesarias en la psicología. Ninguno de nosotros se va a rendir a la primera con un paciente, ninguno de nosotros va a confiar en que nuestros conocimientos llegan y sobran para ayudarle a encontrar una solución. Buscaremos más, pondremos los medios que hagan falta para llegar a esa meta. Porque lo nuestro es vocación, queremos ayudar a las personas, mejorar su vida y hacérsela más llevadera.
Así que no te rindas, no desistas a no ser que este no sea tu objetivo. No pienses en la dureza de los exámenes, ni en si es mas justo o menos, piensa solamente en volver realidad tu sueño y sigue adelante porque la ciencia te necesita.

Lo único imposible es aquello que no intentas.


Paula Xirasola