Quizás el problema era ese y no otro. Y tal vez por ello, su sola
presencia, evocase una ira incapaz de señalarla de otra manera que no fuese con
desprecio.
Ver ese ímpetu realmente resultaba molesto. Porque
les escupía su realidad a la cara. Les recordaba que, tanto dormidos como
despiertos, ya no tenían sueños. Solo un techo sobre sus cabezas y una vida
rancia y obsoleta.
Por ello, llamaron a su motivación prepotencia y a su autoestima
ego. Después la envidia se encargó del resto.
Pero olvidaron que, por más que intentasen quemar vivo al Ave
Fénix, siempre resurgiría otra vez, más fuerte y más bello de sus cenizas.
Paula Xirasola
(Desde el lado que da sombra al mundo. Parte 2)
Bravo!!!!!
ResponderEliminarNiña no sé que vitaminas tomas últimamente pero ¡por dios! ¡Sigue escribiendo!Que llevo 4 días que no puedo soltar tu blog.
ResponderEliminarCoincido con Rosa. Esta entrada es magnífica, como las otras que has escrito estos días... Siempre dices que la tristeza puede llegar a ser hermosa. Ahora lo entiendo. Bravo Paulita!!!
ResponderEliminarXavi.L
Gracias a todos.
ResponderEliminarXavi... Recuerda que hay mucho o nada de mi en mis verbas.
mi respeto hacia ti estas palabras me devolvieron tranquilidad solo buscaba la img del ave fenix y di con esto he recibido fuertes golpes de la vida y he resurjido por ello me identifico con el fenix pero lei estas palabras me revolvio los sentimientos es mi ultimo sufrir o morir mi relacion acabo con migo me sentia en cenizas pero el final fue estupendo y me dio fuerza gracias
EliminarEl descanso le sienta muy bien a la pluma que se desliza bajo tu dedo.
ResponderEliminarTienes mucho dentro de ti –aunque algunas veces no lo veas, es normal–y cómo bien dices resurges de las cenizas con una fuerza increible.
Felicidades. Un beso