miércoles, 3 de diciembre de 2014

YO CREO EN TI. YO ME MUEVO POR EL TDAH.

En esta tarde de lluvia, hemos coincidido en la misma sala de espera. Tu tienes 10 años y yo 27 pero compartimos el mismo problema.

En silencio, desde mi asiento, te observo. Te revuelves en tu silla y escudriñas con tus ojos todos los rincones de estas cuatro paredes, a la vez que le dices una y otra vez a tu madre “mira esto” “ mira aquello” "mira lo otro" 

Te levantas, te sientas, te vuelves a levantar, das un par de vueltas por el pasillo, vuelves a tu sitio, sacas de tu maleta unos lápices y te pones a dibujar pero cuando vas a buscar el afilador de repente descubres un libro y empiezas a pasar las hojas nuevamente reclamando la atención de tu madre, mientras los lápices esperan en el suelo, a que te acuerdes de ellos.

De pronto, aparece una enfermera y te regaña por “el cristo que tienes montado” en la sala de espera. Tu mamá reacciona y se enfada contigo a lo que tu respondes llorando y gritando de forma descontrolada. En menos de un minuto, ya te has quedado sin “wii”, sin el balón y sin el ordenador y eso aumenta los decibelios de tu llanto hasta unos límites casi insoportables para el oído humano. 

Tu no entiendes a tu madre, no entiendes por qué se enfada pero he de decirte que tu madre está luchando por ti, en un mundo muy difícil para los niños como tú y, aunque esto no lo comprendas hasta que seas mayor, ella siempre estará a tu lado a pesar de que parezca que no quiere hacerte caso.

Me gustaría acercarme a ti y contarte un par de cosas o simplemente molestarme en poner atención en todo aquello que quieres mostrarle al mundo entero pero tu madre ya me ha puesto mala cara. No soporta que nadie te juzgue ni si quiera con la mirada, tampoco sabe que soy igual que tu así que tendré que conformarme con pensar que puedo decírtelo.

Quisiera decirte que te entiendo. Que sé que es lo que te ocurre. Sé que tienes tanta energía como yo y millones de ideas que van y vienen como esos coches de F1 que tanto te gustan. Sé que buscas el cariño de los tuyos y que, si tan solo te demostrasen un poquito más que te quieren, aunque seas impulsivo, te volverías más tranquilo. Sé que no te gusta venir aquí, yo también lo odiaba cuando era más pequeña pero, detrás de esa puerta está la clave. Ahí dentro hay alguien más dispuesto a ayudarte.

Quisiera decirte que no estás solo ni loco, simplemente tienes un pequeño problema que se resuelve con ayuda, medicación y un poquito de paciencia.

Quisiera decirte que lo aceptes, que no creas que tienes un defecto pues no lo tienes. Simplemente eres un niño hiperactivo e impulsivo que si sigue los consejos de su médico llegará lejos. Tu sabes bien lo que significa eso, a ti no te importa ser el que mejor notas tenga, o el que posea más juguetes, tu lo que quieres es que te valoren y que te quieran tal y como eres. Eso es lo que significa para ti y para mi llegar lejos... Otros sueñan con ser grandes figuras en la tierra, tu y yo solo queremos amor y respeto.

Me gustaría que comprendieses que tu no tienes porqué ser como los demás, tu eres diferente para mal pero sobre todo para bien y créeme, cuando seas mayor, habrás superado todo esto y serás una persona increíble y llena de talento.

A lo largo de tu vida probablemente te encontrarás con muchas clase de personas. Gente que te dice que hoy en día hay que ponerle nombres a todo y que los niños como tu no son más que niños rebeldes.

También te encontrarás con algunos pedagogos y profesores que se empeñan en ver hiperactivos donde no los hay y luego pasa lo que pasa, que la sociedad nos estigmatiza y dice que ahora está de moda ser hiperactivo.

Durante tu etapa infantil y adolescente te pondrá toda clase de etiquetas. Que si eres desorganizado, despistado, que si no acabas lo que empiezas... incluso dirán de ti que eres un desastre. Te catalogarán como insociable, anarquista, rebelde, transgresor de las normas, inquieto, revoltoso, pesado, charlatán, inaguantable, desquiciante...

      Pero debes obviar todo eso pues, esas etiquetas, son el verdadero problema del TDAH.

Son las que responsables de tu falta de interés, de que mientas para tener algo que le pueda interesar al resto y así dejen de aislarte, de que sientas que estás hecho polvo, de que acabes por no quererte a ti mismo.

Tu vida sería más sencilla si, en el colegio, en lugar de tratarte como un niño “especial” se molestaran en tener un poquito de paciencia. Porque no eres un niño con retraso, eres un niño inteligente, creativo, un niño que tiene más imaginación que el resto. Un niño con ciertas carencias sí pero sobradamente capacitado para cumplir sus sueños. 

Desgraciadamente el TDAH tiende ser crónico y tal vez llegues a tu edad adulta cargando con ello. El mundo de los adultos es aún más cruel. En tu trabajo te infravalorarán y te pondrán puestos inferiores a tu valía porque ya han dado por hecho que no vas a llegar más lejos.

Debido a tu transparencia tendrás pocos amigos pero buenos y habrá mucha gente que te haga daño porque sabe cómo hacerlo y habrá mucha gente que te admire pero carezca de la paciencia suficiente para pasar un par de horas a tu lado.

Y llegará un momento en que dejes de querer ser tu mismo y de entregarte de cuerpo y alma a todo aquello que amas. 

Es en ese momento cuando debes ser fuerte una vez más y no desistir. Debes aceptar quien eres y ver el lado positivo de tu TDAH porque  aunque no lo creas, también lo tiene.

Por eso te ruego que no escuches los comentarios que hagan los demás de ti, te pido que luches y que sigas hacia adelante, que tarde o temprano, tu esfuerzo será recompensado y encontrarás tu lugar en el mundo al igual que lo hicieron Michael Phelps, Pablo Motos, Leonardo Da Vinci, Vangogh, Robie Williams, Magic Jonshon…

Sé que no te presento un mundo de color de rosa como los cuentos que lees, pero a pesar de todo quiero animarte a encontrar esa felicidad que tanto ansías y me gustaría regalarte una cita de José Luis Fernández Sastre para que la recuerdes como yo en los momentos de debilidad.
“El TDAH es algo que no se ve por eso habrá mucha gente que no te podrá entender. Pero la gente como tú, es la que cambia el mundo.”

Grábate bien estas palabras. Grábatelas a fuego. En la piel Tatúatelas si hace falta.

Porque la vida no está para lamentarse ni para escapar, no está para esperar a que sucedan las cosas, no está para que te ayuden a llevarla ni mucho menos está para que otros la vivan por ti. 

 La vida está para vivirla, para disfrutarla desde el principio hasta el final. Aunque te falte una pierna, un brazo o aunque cargues con un trastorno invisible como es el TDAH.

No vale rendirse, hay que insistir, resistir y nunca desistir. Porque ninguno de nosotros tiene siete vidas y aunque haya cosas que no podamos cambiar, siempre hay cosas que podemos mejorar. Siempre hay un camino que podamos tomar o crear, siempre hay un sueño que podamos hacer realidad.
                                  Yo creo en ti, yo me muevo por el TDAH 





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